Reseña biográfica de Charles Haddon Spurgeon

La palabra de Dios nos dice que Jesucristo ha dado dones a su pueblo (Efesios 4:11ss). Estos hombres de Dios, dones de Jesucristo a su pueblo, son nuestros, dijo Pablo a los corintios: Así que nadie se jacte en los hombres, porque todo es vuestro: ya sea Pablo, o Apolos, o Cefas, o el mundo, o la vida, o la muerte, o lo presente, o lo por venir, todo es vuestro, y vosotros de Cristo, y Cristo de Dios (1 Cor 3:21-23, LBA). Hay que imitar lo bueno y correcto que vemos en los siervos del Señor (véase 1 Corintios 4:16-17; Hebreos 13:7).

Entre los hombres escogidos que Cristo ha dado a su pueblo encontramos a aquellos que escribieron buenos libros. Esos siervos de Dios son conocidos todavía por sus escritos. Hay otros siervos de Él de los cuales sabemos algunas cosas por unas historias preservadas. Damos gracias al Señor por fieles historiadores y por los siervos del Señor que, además de predicar y pastorear, dejaron escritos útiles.

Entre los muchos hombres de Dios que vemos como un gran don a su iglesia quisiera señalar a uno muy conocido y admirado por muchos de nosotros. Su nombre es Charles Haddon Spurgeon y a pesar de haber muerto en enero de 1892, es conocido todavía entre cristianos en toda parte del mundo. Cientos de sus sermones y libros están disponibles, muchos de ellos español. Hay también biografías disponibles, algunos enfocando aspectos especiales de su vida y ministerio, como hace el señor Murray en el libro, Spurgeon: un príncipe olvidado.

Me toca presentar en esta noche unos aspectos selectivos de la vida y ministerio de Spurgeon. Hay mucha información disponible sobre Spurgeon. Por ejemplo, hay una autobiografía, a la cual su esposa y otros colocaron materiales, que fue publicada en 4 tomos. No tengo esos 4 tomos, pero están disponibles. Estandarte de la Verdad publicó una edición de 2 tomos (en inglés) de selecciones de esos 4 tomos. Además hay unas anécdotas y cosas sobre su vida que se pueden notar en algunos sermones y en algunos de los libros. Sus creencias y convicciones bíblicas están claras en todo lo que predicó y escribió.

Observamos que hay ciertos dones especiales en la vida de muchos conocidos siervos del Señor. Muchos no tenemos tales dones. Además hay obras de la providencia que son especiales y peculiares, hechas por el Dios soberano en la vida de cada uno que son para él que las experimenta. Estas cosas peculiares existen en la vida de cada individuo. Pero hay cosas que todos los cristianos tenemos en común. Por eso hay cosas que vemos en los siervos de Dios, algunas gracias que todo cristiano puede tener y debe imitar.

En el caso de Spurgeon vamos a ver como Dios obró de una manera especial en él y vamos a ver las cosas que podemos aprender e imitar, entre ellos lo que vemos en Judas 3, Judas, siervo de Jesucristo y hermano de Jacobo, a los llamados, amados en Dios Padre y guardados para Jesucristo: Misericordia, paz y amor os sean multiplicados. Amados, por el gran empeño que tenía en escribiros acerca de nuestra común salvación, he sentido la necesidad de escribiros exhortándoos a contender ardientemente por la fe que de una vez para siempre fue entregada a los santos.

El deber de contender ardientemente por la fe es un deber de todos los llamados, amados en Dios Padre y guardados para Jesucristo, o sea, es un deber de toda persona salva por la gracia y la misericordia de Dios, de todo aquel que comparte la “común salvación”, de toda persona que necesita que la misericordia y paz y amor le sean multiplicados. Spurgeon cumplía ese deber y podemos observar la gracia de Dios operando en él y anhelar y buscar y seguir esa misma gracia.

Por supuesto, nadie puede contender por la fe si no conoce la fe, y nadie puede conocer la fe sin un conocimiento de la Palabra de Dios y la iluminación del Espíritu Santo. Vamos a ver como Spurgeon recibió esas bendiciones.

Spurgeon nació el 19 de junio de 1834 (10 días después que Guillermo Carey murió). Nació en el condado de Essex, un condado que tenía fama porque había tantas iglesias “no conformista” (o sea, no de acuerdo con la Iglesia de Inglaterra, la oficial). El padre de Spurgeon (John) era un hombre de negocios y pastor de una iglesia no-conformista, y la madre de Spurgeon era una mujer piadosa. El abuelo de Spurgeon también era pastor de una iglesia no-conformista. No eran bautistas y Spurgeon fue “bautizado” cuando bebé. Pero, Spurgeon nunca dudó de la salvación y piedad de sus padres y abuelos, y aun después de seguir la fe como bautista, mostró mucho amor a ellos.

Spurgeon tuvo catorce meses cuando fue llevado por los abuelos paternos. Pasó los próximos seis años de su vida criado por ellos y una tía, hermana menor de su padre, que todavía vivía con ellos. No podemos estar seguros porque eso sucedió: quizás por la juventud de su madre y/o la llegada pronto de otro bebé y/o motivos económicos. Lo que sabemos es que el arreglo fue bendito para su bien. Se nota que había mucho amor y respeto hacia los abuelos y los padres. En la casa de sus abuelos Spurgeon aprendió a leer y llegó a poder leer la Biblia en el tiempo del culto familiar. Por la providencia de Dios Spurgeon amaba los libros y la lectura y la situación con el abuelo pastor figura en eso. Fue criado en un ambiente en el cual la Biblia tenía un lugar especial y Spurgeon no dudaba de eso. Además, parece que su abuela pasó mucho tiempo con él y vio y oyó muchas cosas en la casa pastoral que despertaron su interés.

No cabe duda que Spurgeon era precoz y atrevido. Hubo un momento cuando se enteró de un miembro de la iglesia de su abuelo que estaba bebiendo indebidamente en la taberna del pueblo y causando dolor al corazón de su abuelo. Fue y le halló y le reprendió de tal manera que el hombre se arrepintió.

Al volver a la casa de sus padres, estudiaba con dos o tres maestros, pero el que más le ayudó fue un hombre llamado Leeding. Bajo su tutoría Spurgeon dominaba bastante bien el latín y geometría entre otras cosas. Cuando tenía como 14 años su padre le envió a un colegio, junto con su hermano menor. Un tío de ellos era el principal. Los maestros eran mayormente anglicanos, aun oficiales de la iglesia anglicana. Había 2 incidentes interesantes que sucedieron durante ese tiempo, y uno de ellos tenía efectos duraderos en su vida personal.

Spurgeon era muy buena en la matemática y una vez descubrió un error en unos cálculos de su tío. Hizo la corrección frente a la clase y el tío decidió que sería mejor que estudiara aparte, aunque con una tarea de hacer unos cálculos. Así que Spurgeon pudo estudiar solo, debajo de un árbol y los cálculos que hizo fueron entregados por su tío a una compañía de seguros que los usaba por varios años.

Otro incidente tuvo efecto duradero en su vida porque influyó profundamente en su decisión de ser bautista. Estaba en una clase de religión con un clérigo anglicano y el clérigo entró en una discusión con él sobre el bautismo. Como resultado, Spurgeon, después de estudiar el tema para poder contestar al clérigo, decidió que si la gracia divina obrara en él, entonces sería bautizado. (Véase la conversación interesante traducida por Allan Román en Otro peregrino, páginas 39-42).

Todo esto demuestra como Spurgeon aun antes de su conversión tenía una conciencia dominada por las Escrituras y luego vemos que estaba dispuesto a sufrir reproches y aun necesidades por sus convicciones.

Después de un año en el colegio Spurgeon fue ofrecido la oportunidad de asistir en una escuela en la ciudad de Newmarket y a la vez continuar estudiando. Llamaron tal posición la de “ujier”. El padre de Spurgeon estaba de acuerdo y a 15 años de edad Spurgeon comenzó esa etapa de su vida. He leído que Spurgeon pudo estudiar algo de griego y me parece que fue en aquel lugar.

Spurgeon hacía su trabajo y estudiaba, pero se sintió perdido. No tenía paz. Se sintió un gran peso encima, como el peregrino de Bunyan. Asistía la iglesia pero parece que en Newmarket no había muy buen ministerio para que se salvara. Allí conoció a una mujer, Mary King, la cocinera en la escuela, que era de los bautistas estrictos o particulares. Era un aficionado de un predicador llamado J C Philpot y leía sus sermones que trataban de lo que algunos llamarían “calvinismo experimental”. Ella y Spurgeon tenían muchas conversaciones sobre las doctrinas de la gracia, muy provechosas y Spurgeon dijo que aprendió sus primeras lecciones en teología de ella, y otras cosas prácticas sobre cómo sobrevivir en un sitio donde no hay buena predicación. Spurgeon entendió la elección y predestinación pero no creía que estaba bien con el Señor y estaba pasando por mucha tribulación del alma. Dijo que había 10 caballos negros arrastrando un arado muy afilado por su corazón – los diez mandamientos y la justicia de Dios.

Estaba en esa condición de sufrimiento espiritual cuando le tocó unas vacaciones al final del año 1849. Fue a la casa de sus padres en un sitio llamado Colchester y decidió visitar varias iglesias. El primer domingo de 1850 el tiempo fue muy malo, tanto que Spurgeon no fue con su padre ni tampoco al pueblo en sí, sino visitó una capilla cercana de metodistas primitivos. Había muy poca gente. Por el mal tiempo el pastor no llegó y tocó a un hermano dar un mensaje.

Cito ahora a Rodríguez y García (ASRG) y al señor Dallimore (AD) para que sepamos lo que pasó cuando, por el mal tiempo, Spurgeon visitó esa capilla:

Al fin, un hombre de apariencia muy delgada, subió al púlpito, abrió la Biblia, y leyó las palabras: “Mirad a mí todos los términos de la tierra y sed salvos”. (ASRG) Ni siquiera pronunciaba las palabras correctamente, dice Spurgeon, pero eso no importaba: pensé que en ese pasaje había un rayo de esperanza para mí. (AD)

El predicador comenzó de esta manera: “Este versículo es de lo más sencillo; dice: ‘Mirad’. La verdad es que mirar no cuesta mucho trabajo. No es como levantar el pie o el dedo; es simplemente ‘mirar’. Bueno, no hace falta ir a la universidad para aprender a mirar: uno puede ser tonto de remate y, sin embargo, mirar. No hace falta tener una renta de 1000 libras al año para mirar. Todo el mundo puede mirar; hasta un niño puede mirar. (AD)

Pero luego, el versículo dice: ‘Mirad a mí’. ¡Ay!, exclamó… Muchos de ustedes se estarán mirando a sí mismos; pero de nada vale mirar ahí. Jamás hallarán consuelo en ustedes mismos. Algunos dice: ‘Mirad a Dios Padre?. ¡No, a El mírenlo más adelante! Jesucristo dice: ‘Miradme a Mí’. Algunos de ustedes dirán:’Debemos esperar a que el Espíritu obre’. Ahora mismo no se trata de eso: miren a Cristo. El testo dice: ‘Mirad a mí’. (AD)

Luego aquel buen hombre siguió con su versículo diciendo lo siguiente: “Miradme a mí: estoy sudando grandes gotas de sangre. Miradme a mí: estoy colgado de la Cruz. Miradme a mí: estoy muerto y sepultado. Miradme a mí: resucito. Miradme a mí: asciendo al Cielo. Miradme a mí: estoy sentado a la diestra del Padre. ¡Pobre pecador, mírame a mí, mírame a mí!”. (AD)

Tras haber […] logrado extenderse durante diez minutos, poco más o menos, estaba en las últimas; pero luego miró hacia mí, sentado debajo de la galería, y supongo que con tan pocas personas presentes, supo que era un extraño. (AD)

Entonces, fijando en mí sus ojos, como si conociera por entero mi corazón, dijo: “Joven, pareces muy desdichado”. En verdad lo era; pero no estaba acostumbrado a que se hicieran comentarios acerca de mi aspecto personal desde el púlpito. Sin embargo, aquel fue un golpe certero que me alcanzó de lleno. Luego siguió diciendo, “Y siempre serás desdichado – desdichado en la vida y desdichado en la muerte – si no obedeces al versículo que he escogido; pero si lo haces, ahora, en este momento, serás salvo”. Y levantando las manos gritó como solo es capaz de hacerlo un metodista primitivo, “¡Joven, mira a Cristo! ¡Mira! ¡Mira! ¡Mira! ¡No tienes más que mirar y vivir!”. (AD)

Y en ese momento vi el camino de la salvación, ¡Oh! ¡Cómo salté de gozo en aquel momento! No sé si otra cosa dijo. No presté mucha atención, tan poseído estaba por aquella sola idea. Cuando la serpiente fue levantada en el desierto, el pueblo sólo tenía que mirar para curarse. Yo estaba esperando para hacer lo que correspondiera, pero cuando oí esta palabra, “mira”, ¡qué agradable me pareció! Oh, miré hasta casi saltárseme los ojos y en el cielo seguiré mirando en mi indecible gozo. (ASRG)

***
En 1979, en la primera edición de Heraldo de Gracia, escribí lo siguiente:

“En abril de 1854 aceptó pastorear una iglesia bautista en Londres. El edificio en el cual se reunieron tenía capacidad para 1,200 personas. Sin embargo, sólo alrededor de 200 personas se reunían. Pasado apenas un año, el edificio se llenaba completamente de personas, por lo que se vieron obligados a mudarse de un lugar a otro hasta que construyeron el Tabernáculo Metropolitano, el cual fue dedicado en el año 1861. En el Tabernáculo, Spurgeon predicó por 31 años a una congregación de más de 5.000 personas. Sus sermones fueron enviados a todas partes del mundo, y muchos periódicos los publicaron regularmente.

“¿A qué se debió su éxito? Ciertamente no a campañas utilizando los métodos de las agencias de publicidad, ni a ómnibuses o minibuses, ni a atracciones musicales, etc. Su popularidad se debió a su fidelidad a la Palabra de Dios proclamada poderosamente por la bendición del Espíritu Santo.

“¿Qué predicaba Spurgeon? Todo el consejo de Dios. Muchos que desean tener un gran nombre como Spurgeon y a veces le alaban, no se atreven a predicar lo que Spurgeon predicó porque no tienen confianza en la predicación de la verdad y creen que tienen que hacer algo más. Hay algunos que admiran la manera simple, popular y bien ilustrada de la predicación de Spurgeon, pero no quieren tener nada que ver con sus enseñanzas. Hay algunos que han sido tan deshonestos que se han atrevido a cambiar partes de sus sermones antes de publicarlos.

“Hay cristianos de habla hispana que por falta de oportunidad no han tenido la bendición de ser edificados por los sermones de Spurgeon. En parte esto se debe al hecho de que se han agotado algunos de sus libros de sermones (No hay otro evangelio y Sermones del año de avivamiento). También se debe al hecho de que algunos pastores no instan a sus congregaciones a leer sermones de otros pastores. (A veces los pastores menosprecian aquellos hombres que Dios ha dado a su Iglesia y que ha usado como instrumentos en avivamiento y tiempos de reforma).”

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Bosquejo de NDV para la presentación de la conferencia sobre Spurgeon.

Providencia de Dios y dones “naturales”
En crianza y educación
Poderes mentales y voz
Gracia especial
(Hay cosas que ninguno tenemos; pero hay cosas que podemos imitar)
Su disciplina, diligencia, deseo de ser santo
Obediencia en el bautismo
Deseo de ver a otros convertidos y ser un siervo
Uso de tratados desde el principio de su conversión
Respondió a peticiones de otros para ayudar en clases dominicales
No buscó eminencia; aceptó responsablemente invitaciones para ayudar
Oración
Lugar de las Escrituras
Convicción de la verdad
Valor
Sabiduría
Dirección del Señor – selección de los textos; otros sucesos, p.e., no universidad
Convicciones “Calvinistas” desde antes de su conversión
5 puntos en dedicación del Tabernáculo Metropolitano
El declive y como lo vio

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Breve cronología de su vida (1834-1892).

1834, 19 junio Nacimiento
1850, enero Conversión, Isaías 45:22
1851, 3 mayo Bautismo en el rió Lark
1851-1853 Enseñando y ministrando de varias maneras
1853, 18 diciembre Primer sermón en “New Park Street” capilla bautista
1854 Comienza a pastorear en “New Park Street”
1855 Sermones publicados desde el principio del año
1887 Controversia sobre el declive entre bautistas; deja la Unión
1892, 31 enero Con el Señor.

Libros usados en la preparación de la conferencia:

Spurgeon por Arnold Dallimore
The Forgotten Spurgeon por Ian Murray
Autobiography, 2 volúmenes, edición de Banner of Truth
Otro peregrino, por Allan Román, disponible en PDF
Muchos sermones de CHS y escritos de él o sobre él, leídos durante los últimos 50 años.

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OJO, nota de NDV, 16 junio, 2016 – hay que actualizar la lista de las obras de Spurgeon y de biografías, disponibles en español.
Lo que sigue es de 1979 y NO sirve

No hay otro evangelio
Sermones del año del avivamiento
Ganador de hombres
Spurgeon: El príncipe olvidado
por I. Murray
Todos estos fueron publicados por Estandarte de la Verdad y si usted tiene la oportunidad de conseguir uno, debe aprovecharse.

Discursos a mis estudiantes también se halla en las bibliotecas de unos pastores. El editor de esta revista estaría muy agradecido de recibir información sobre este libro (quién lo publicó, dónde, cuándo, etc.).

Los siguientes libros todavía están disponibles en español:

El ministerio ideal (2 tomos), Estandarte de la Verdad
Biografía de Spurgeon, A. S. Rodríguez y García, Casa Bautista de Publicaciones
Apuntes de sermones, Publicaciones Portavoz Evangélica

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